¿Cuántos de nosotros no nos impresionamos al ver un carro destrozado cuando vamos sobre la carretera? ¿Quién no ha estado horas atascado en el tráfico debido a un accidente? ¿Cuántos no hemos maltratado a otro conductor por manejar imprudentemente? y ¿Quién de nosotros no ha tenido nunca un choque automovilístico?
Es increíble el libertinaje que se vive en Guatemala al manejar, debido a esto muchas personas conducen como si estuvieran en una pista de carreras. Existen varios factores causantes de este problema; el primero es la corrupción que existe en el sistema de emisión de licencias de conducir pues muchos guatemaltecos, que normalmente no aprobarían el examen de manejo, aprovechan y compran el documento que les permite sentarse detrás del volante sin siquiera saber cómo comportarse en la carretera. El segundo es, indudablemente, la debilidad con la que se aplica la ley de tránsito en nuestro país y la suavidad de las sanciones en ésta. Por ejemplo, si un conductor es sancionado por hablar por celular mientras maneja, la multa es de cien quetzales pero, ¿Si fueran dos mil o tres mil? ¿No lo pensaríamos dos veces antes de hacerlo?
Si se utilizara un sistema de puntos y multa, como ocurre en ciertos países europeos, donde luego de cierta cantidad de puntos acumulados le quitasen la licencia, ¿lo seguiría haciendo? Esto haría a las personas más responsables y conscientes la próxima vez que se encuentren al volante. Así que, en mi opinión, las leyes de tránsito y las penalidades que conlleva romperlas deben ser fortalecidas.
En su artículo, “Irresponsables al volante”, Alberto Ramírez afirma que el mes con más accidentes registrados fue diciembre del 2004, con 573 colisiones, y el más bajo fue febrero de 2005, con 297 (Prensa Libre, 2005, edición electrónica). Anualmente, cientos de personas fallecen en accidentes automovilísticos debido a la imprudencia de los conductores. El hecho de no tener que preocuparnos por una dura sanción, hace que muchas veces conduzcamos a exceso de velocidad o con “un par de tragos encima”. Y cuando lo hacemos, debemos afrontar las consecuencias, desde un simple rayón a la pintura de nuestro vehículo hasta nuestra propia muerte o la de otra persona.
Así que los invito a todos a tomar conciencia la próxima vez que piensen cambiarse de carril sin ver los retrovisores o que decidan ir a una velocidad mayor de la permitida. Solamente con el compromiso de todos, y el respeto a las normas de tránsito, vamos a poder evitar accidentes de tránsito innecesarios que lastimen a muchas familias.
-Alejandra Mosquera
Fotografía obtenida de: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYt0LyzXbLHsk5f8use7lqYpG416yTeGqgFsHUFcRJGryRefm91Ck0BY6Ih5QQHBH6XbMzVhkpINz-QklWvpkHUm4nfmt7kH-3JFumJIP9aI35OqSQky-5JqqFgEzTKTQCOqh-Nr5vCwc/s400/Carro+chino+chocado.jpg