sábado, 25 de abril de 2009

“DALE TIEMPO AL TIEMPO” = ¿?


Ayer por la tarde me encontraba acostado en mi cama pensando sobre muchas situaciones, problemas, acciones y reacciones de la vida cotidiana. Habré estado así unas 3 horas, aunque apenas las sentí. Tuve la oportunidad de reflexionar y fue entonces cuando me puse a pensar, ¿qué es el tiempo? ¿Quién decide sobre éste? ¿Lo necesitamos? Pero, sobre todo, ¿por qué razón estamos sujetos a ésta variable intangible, inevitable e incontrolable de la vida?

Inmediatamente al pensar en el tiempo, me vinieron a la mente canciones como “Minutos” de Ricardo Arjona o “Time” de Coldplay, pues ambas de una u otra manera hablan de éste y como los hombres lo desperdiciamos. También pasaron flashbacks de momentos felices, así  como de momentos tristes de mi vida. Pero éste no es el punto.

¿Es que acaso ya estamos tan acostumbrados a ver el reloj que no nos detenemos a pensar si el tiempo es real o un simple invento del hombre para mantener el orden? La verdad, no sé la respuesta, pero lo que sí puedo asegurar es que el tiempo nos afecta a todos por igual; hombres y mujeres que habitamos esta Tierra.  Todos estamos sujetos al círculo vicioso e inexplicable del tiempo.

         ¡Qué irónico es detenerse a pensar y darse cuenta que los hombres hemos construido un mundo alrededor de algo que ni siquiera estamos seguros que existe! Podría ser algo inventado y, por lo tanto, imperfecto; entonces, estaríamos dando el mando de nuestra vida a una sombra incierta. Sin embargo, esto no es lo peor, lo que me parece aún más irónico es que las personas crean entender el tiempo, en especial cuando utilizan el dicho “Dale tiempo al tiempo”. ¿Qué significa esto? ¿Debemos darle tiempo al mismo tiempo, osea esperar que el tiempo tenga más tiempo? Entonces, en fin, cuando le damos tiempo al tiempo, estamos en espera de más tiempo y por ende no entendemos ni siquiera que al propio tiempo no se le puede dar tiempo, pues es el tiempo no depende de la voluntad humana para existir o dejar de existir. Totalmente al contrario, nosotros dependemos de esta ilusión, ciencia, fenómeno, lo que sea que sea, para mantener un orden en nuestras vidas.

En conclusión, el tiempo no es más que una ilusión y, ninguna ciencia, persona o dios nos lo ha podido o podrá explicar, pues éste, sin importar que sea natural, inventado o una ilusión, no es más que un algo que los humanos no entendemos, y quien sabe, tal vez no necesitemos entenderlo, pues ¿Quién entiende porque estamos en la tierra?¿Por qué vivimos? Al fin y al cabo, ¿Quién sabe si la misma realidad existe?

Eduardo Cordón

sábado, 18 de abril de 2009

El regalo más grande


Hay regalos grandes y otros pequeños, unos que pasamos esperando días, meses o años. Algunos pueden no gustarnos por lo que simplemente los guardamos, pero el mejor regalo es uno que recibimos a diario, uno que lo tenemos sin percatarnos de él, es el más grande e importante de todos: Nuestra vida.

Esta semana santa, sentí que el mundo se me venía abajo. El tiempo no pasaba y las cosas empeoraban. Todo comenzó el sábado por la noche, estábamos en casa con mi mamá y mi hermano, mi papa se encontraba de viaje. Comenzaron a eso de las 11:30 am los temblores, algunos de ellos muy fuertes, y con el miedo de haber vivido el terremoto de  1976,  mi mama no dejaba de preocuparse por nuestra seguridad. A las pocas horas mi hermano decidió salir, dejándonos a ella y a mí solas por lo cual mi mamá se enojo muchísimo, porque mi hermano sabiendo que no estaba mi papa y viendo que mi mamá estaba asustada, él insistía en salir. Muy enojado, mi hermano se fue y mi mama se quedo bastante decepcionada y preocupada, por lo que lo llamó varias veces en la tarde y por la noche. El último temblor a las 11:47 pm de la noche nos asustó muchísimo, y para culminar la noche, a los pocos minutos mi hermano llamó muy alarmado para avisarnos que había dado vuelta con el carro y necesitaba que fuéramos al lugar del accidente.

Mi mama escandalizada no sabía que hacer, no teníamos como movernos  y ya era media noche y teníamos que llegar urgente porque realmente no teníamos idea de la situación en la que se encontraba mi hermano, pues no sabíamos si estaba lastimado, no teníamos idea de nada. Conseguimos como llegar y al llegar vimos el carro, yo en lo personal solo pensaba en que mi hermano iba a estar muy lastimado o peor, muerto, ya que el carro estaba destrozado. Alarmada corrí y el estaba parado viendo su carro y llorando, lo abrasé y comencé a preguntarle si alguna parte del cuerpo le dolía, finalmente después de tener que llamar al seguro, hablar con los bomberos,  luchar contra los incompetentes policías y pasar el susto, regresamos a casa. Mi hermano no hablo, comió o durmió durante tres días. Lo único que hacía era abrazarnos y agradecernos por estar con él, a pesar de su falta de habernos dejado solas.

Pero no, ahí no acabo la mala suerte de la semana religiosa. El domingo por la noche recibí una llamada, era el hermanito de mi mejor amigo, este me urgió a ir a el sanatorio El Pilar a averiguar si ahí se encontraba su hermano, pues éste se había accidentado en la madrugada regresando de una fiesta en el Puerto de San  José. Asustada, alarmada y con cierto temor, comencé a llamar al hospital y nadie me daba ninguna información, estaba histérica y me sentía frustrada por no poder hacer nada. Decidí llamar a otros amigos para informarme un poco más sobre la situación. Solamente  me dijeron que no podían hablar mucho pero que fuera urgentemente al hospital pues él había quedado paralitico y quería verme. A eso de las 10:30 pm me fui al hospital con mi hermano, ya estando ahí nos informaron que acababa de ser ingresado y que estaba en el intensivo y que necesitaban que el lunes por la mañana estuviera alguien con él para poder ser ingresado a sala de operaciones. 

Entonces, el lunes pase en el hospital todo el día, hasta que por fin lo pude ver y hablarle. En apariencia él se miraba bastante bien, pero cuando llego el momento de cambiarle las vendas , fue ahí donde caímos en cuenta ambos en la intensidad del accidente y lo delicado de la situación. El doctor le dijo que, a pesar de la operación, es muy probable que nunca vaya a poder caminar. Pero para acortar la historia, unos días más tarde le descubrieron dos costillas rotas, una de las cuales le había perforado un pulmón, por lo que nuevamente debía ser operado de emergencia. Lo único que detenía a los doctores era que no había sangre de su tipo, ni en el hospital ni en los bancos de sangre, pues es un tipo de sangre nada común. Asustada porque mi amigo necesitaba de la sangre, me di a la tarea de conseguir donadores de este tan raro tipo de sangre. Pregunté por todos lados, mandé emails, hasta que al fin encontré tres donadores, gracias a los cuales mi amigo pudo recibir su operación.

Desde entonces he ido todos los días al hospital a almorzar, pues él está destrozado por el accidente. No solo físicamente sino también moralmente, pues en ese mismo accidente murió su mejor amigo . Sólo deseo que el vuelva a sonreír y lo que más me preocupa es que el nunca más vaya a poder caminar. En estos momentos pienso muy a menudo, de sí la fiesta a la que asistieron valió tanto la pena como para haber perdido las piernas. Espero en Dios que él vaya a poder caminar y creo que todos debemos aprender la lección, pues como dice el proverbio:

“Los hombres listos no son aquellos que aprenden de sus errores, sino lo que aprenden de los errores de los demás”

 Tal vez este post sea tonto, cursi o como ustedes decidan llamarlo, pero creo que no existe nada mejor que despertar y apreciar lo que tenemos alrededor. No debemos esperar a que mañana sea un día mejor que hoy , hagamos de hoy nuestro mejor día y así todos los días, pues todo lo material, así como lo sentimental se va en un abrir y cerrar de ojos. Decidí compartir con ustedes dichas anécdotas, pues me parece que vale la pena que todos tomemos conciencia de que la vida es lo único que tenemos y que debería importarnos, por lo que debería ser lo que más cuidemos y valoremos. Tal vez, sí prestáramos más atención a las señales que se nos presentan en el camino, logremos llegar sanos y salvos al final. Les dejo unas cuantas frases que me llamaron mucho la atención, y quisiera saber, ¿valoran ustedes sus vidas? ¿Vale la pena arriesgarnos tanto todos los días por un futuro mejor, cuando no sabemos si va a haber algún futuro?

 "La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza
a aprenderlo, ya hay que morirse. " Ernesto Sábato

"La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada". Lucio Anneo Séneca

"El que no valora la vida no se la merece". Leonardo Da Vinci

"El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros los que las jugamos". Arthur Schopenhauer

Claudette Cordón

viernes, 3 de abril de 2009

Primero creo luego actúo




 (continuación de ¡El barco se hunde y las ratas saltan por la borda! y respuesta a Si dan razones, responderemos con acciones)

 

         Estaba pensando sobre mi entrada, “¡El barco se hunde y las ratas saltan por la borda!”, y me sorprendí, pues ese podría ser un típico crítico hablando, que nunca propone soluciones.

         Decidí que debía escribir otra entrada en la que publicara más pensamientos y posibles soluciones a las que he llegado y que muchas veces me pasan por la cabeza.  Tal vez así pueda convencer a Cecilia Brenner y a los demás pesimistas, que dicen llamarse “realistas”, de que la situación es diferente.  Los invito a leer la última entrada Si dan razones, responderemos con acciones en su blog http://inverba.blogspot.com/, de esta manera podrán entender mejor y formarse una opinión sobre el tema.

La primera y tal vez más importante pregunta que me hice fue, ¿cómo esperanzar a un pueblo sin esperanza?, y de allí surgieron otras preguntas, ¿cómo crear un sentimiento patriota en un mundo cada vez más globalizado?, ¿cómo hacer que un país progrese?, ¿qué se necesita para lograrlo? Y ¿qué es lo que no nos deja desarrollar nuestra sociedad?

         Para responder estas preguntas me puse a investigar sobre la definición de patriotismo y nacionalismo y me topé con que, si bien tienen definiciones diferentes, ambos términos están relacionados. Wikipedia define el patriotismo como el sentimiento que tiene un ser humano por la tierra natal y se encuentra ligado por determinados valores, cultura e historia mientras que la misma palabra la define la Real Academia Española como amor a la patria y el sentimiento propio de un patriota. Mientras tanto, el  nacionalismo, según Wikipedia, es más una definición política para designar el sentimiento que siente un ser humano por el Estado, el territorio del país y todo lo que en éste acontece. En contraposición, la Real Academia Española en línea lo explica como “apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece”.

Pero entonces ¿cómo hacer que los guatemaltecos empiecen a sentirse orgullosos de lo que tienen y del país en donde viven? En realidad es una pregunta difícil de responder, pero si vemos ejemplos como México, Argentina y Perú, en donde sus pobladores son patriotas y nacionalistas y en donde es obvio que se empeñan en dar lo mejor de sí para representar a su nación, nos damos cuenta de que sí es posible fomentar el patriotismo en países en vías de desarrollo.

Entonces, ¿qué hay en otros países que no hay en Guatemala?¿qué hace que los habitantes de un país tengan las ganas de representarlo?

Las respuestas a estas preguntas sólo las podemos encontrar dentro de la misma sociedad y dentro de la actitud de los paisanos. La actitud que muchos, sino es que todos, los guatemaltecos tenemos y es que estamos a la espera de que el gobierno (Estado) nos solucione los problemas que deberíamos solucionar por nuestra propia cuenta. Con esto me refiero a no esperar a que la “situación económica” del país este específicamente excelente, sino simplemente buscar oportunidades y saber aprovecharlas. Así como expone Cecilia Brenner en su comentario de blog Si dan razones, responderemos con acciones, aunque muchos de los pobladores del país deben de trabajar duro para mantener su estilo de vida, existe otra minoría a la que mil quetzales son el desayuno de todos los días.

A mi parecer, para poder cambiar el Estado en sí, debemos cambiar nuestra actitud acomodada, pues siempre estamos a la espera de que otra persona nos solucione nuestros problemas. ¡Hasta que no nos exijamos a nosotros mismos, no estamos en derecho de exigirle a nadie más, pues en ese caso ellos tendrían el mismo derecho de ser mediocres! ¡Hasta que no representemos nosotros con orgullo a nuestro propio país, no podemos exigirle a nadie más que lo haga!. Tratemos siempre de ser un ejemplo a seguir, pues esa es otra actitud típica guatemalteca que nadie quiere ser el primero en cambiar, todos esperan a que las situaciones los obliguen a cambiar! Otra actitud que encontré dentro de la sociedad guatemalteca es que muy pocas personas tienen una visión a futuro de su vida, el resto vive el día a día esperando a que “todo caiga del cielo”. Esto, compatriotas, es la diferencia entre una sociedad desarrollada y una que no lo está y en el momento en que estemos dispuestos a cambiar esta actitud conformista, entraremos en el camino del desarrollo.

         ¿Cuál seria su reacción, si algún gobernante propusiera un plan de reconstrucción nacional genial, que implicara un gasto, por parte del Estado, enorme? La mayoría de la población automáticamente se negaría por varias razones como la falta de confianza. Todos criticarían antes de informarse completamente si dicho plan nos convendría.

Por esta razón llegue a la conclusión de que en teoría un país es como un edificio, debe tener tres elementos básicos. El primero son los cimientos, en el caso del país sería la constitución, muros y pilares bien construidos, osea instituciones fuertes y eficientes y por último los constructores, la sociedad, deberían estar todos interesados en que el edificio no se desmorone, pues de lo contrario tarde o temprano éste se caerá.

Sinceramente creo que no muchos vivimos con la ilusión de que los demás guatemaltecos lleguen a sentir patriotismo y mucho menos nacionalistas, pero soñamos con el día en que todos, a los que de una u otra manera, nos une la misma historia y cultura sientan orgullo por la patria, la apoyen y sientan la necesidad de representar a su país. Pues estos “sentimientos”, si es apropiado llamarlos así, deben de nacer en cada uno de nosotros e incluso los podríamos aprender pero nunca imponer.

Es por eso que los exhorto a que iniciemos un cambio de actitud, a que dejemos volar nuestra imaginación y empecemos a crear un plan a largo plazo para poder construir todos juntos una mejor Guatemala. 

Eduardo Cordón